Se dice y se ha dicho hasta el hartazgo que el psicoanálisis busca la cura a través de la palabra. Pero ¿cómo ocurre esto? Al acudir a un espacio terapéutico analítico, la persona comienza a hablar, o a hacer lo que Sigmundo Freud llamó asociar libremente, es decir, pedirle a quien acude a análisis, que diga todo lo que se le ocurra, todo lo que venga a su cabeza, sin seleccionar ni pensar demasiado.

Así, poco a poco, y al principio sin mucho orden ni sentido, las palabras surgirán, resonarán y los significantes irán repitiéndose (ya decía Jacques Lacan que no hablamos sino de nuestro propio síntoma), para nombrar eso que nos angustia, ese malestar o padecimiento, y así lentamente poder trabajar en el.

Decía también Freud, que las emociones inexpresadas nunca mueren, son enterradas vivas y salen (se expresan o se hacen evidentes al ojo humano) luego de peores formas, es decir, de formas más costosas y padecientes. Por eso es importante abrir espacios de verbalización y análisis para no sobrecargar a nuestro cuerpo ni a nuestra mente con padecimientos que pueden tener otras vías de resolución.

Por Lic. Marianela Santillán

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Importancia de poner en palabras las emociones
La importancia de poner en palabras lo que sentimos

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