En este artículo exploramos qué es la angustia desde la perspectiva lacaniana, una corriente del psicoanálisis que la considera mucho más que un simple síntoma de ansiedad. Hablaremos sobre su relación con la falta, el deseo, lo real y cómo puede abordarse en el espacio terapéutico. Si alguna vez sentiste angustia sin entender del todo por qué, esta lectura puede ayudarte a pensarla de otra manera.

La angustia, en la teoría psicoanalítica lacaniana, es un concepto fundamental que va más allá de la simple ansiedad o preocupación. Es una experiencia emocional intensa que puede manifestarse de diversas formas, incluyendo algo que en consulta se menciona mucho: la sensación de presión u opresión en el pecho. En el marco lacaniano, la angustia se relaciona estrechamente con la falta, la castración y la confrontación con lo real.


Angustia y falta: una respuesta subjetiva

En primer lugar, la angustia no es solo el resultado de amenazas externas o situaciones de peligro concretas, sino más bien una respuesta subjetiva frente a la percepción de la falta estructural. Jacques Lacan distinguía entre miedo (que tiene un objeto específico identificable) y angustia (que es más difusa y relacionada con la falta de un objeto que la podría mitigar).


Iniciar una terapia psicológica puede ser el primer paso para transformar tu malestar en palabras y reencontrarte con vos mismo desde un lugar más saludable.

Cuando una persona experimenta angustia, puede sentir una opresión en el pecho, como si algo pesara sobre él, indicando la intensidad del malestar psíquico. Esta sensación física refleja la carga emocional que la angustia impone en el cuerpo, subrayando la complejidad de la experiencia humana en su relación con lo simbólico y lo imaginario.


Cómo tratar la angustia desde el psicoanálisis

En términos de tratamiento, abordar la angustia lacaniana implica explorar las raíces psíquicas de la misma, a menudo vinculadas a conflictos inconscientes y a la relación con el deseo y la falta. La terapia puede ayudar al sujeto a identificar y simbolizar lo que causa angustia, transformando así su relación con ese vacío existencial. El psicoanálisis dice: “la angustia es el único afecto que no engaña”, justamente porque cuando aparece se manifiesta tanto, que ya no se puede fingir, ignorar ni esconder ese malestar.


Cómo calmar la angustia: elaboración simbólica

Para calmar la angustia, es crucial realizar un trabajo terapéutico que permita al sujeto elaborar simbólicamente sus conflictos internos y sus temores profundos. Esto implica reconocer y resignificar experiencias traumáticas o tensiones psíquicas que subyacen detrás de la angustia, de manera que se pueda integrar emocionalmente lo que antes se vivía como abrumador e incontrolable.


Comprender la angustia: un camino hacia uno mismo

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