Hoy en el segundo texto sobre el proceso de EMIGRAR me pareció interesarte abordar algunos mitos que circulan bastante alrededor de este proceso.
1. «Vos elegiste esto, tenés que estar feliz»
2. Volver a tu país luego de haber emigrado es un fracaso.
3. Lo más fàcil es ir a un país donde hablen tu idioma.
4. «Si te vas a vivir a….(inserte el país de preferencia) vas a ser super feliz, nunca más vas a tener problemas»
5. «Cuando termines los trámites migratorios, va a estar todo resuelto. Eso es lo más importante»
Hayamos emigrado o no, seguramente hemos escuchado alguno o todos estos mitos, y tal vez también se los hemos dicho a alguien.
Sobre el mito 1 me parece importante volver a aclarar que por más que se trate de una elección, el cambio implica una pérdida y un duelo que cada persona afrontará y manejará como pueda y no como quiera y eso puede incluir una montaña rusa de emociones.
Sobre el mito 2, ¿a qué llamamos fracaso? La palabra fracaso no me gusta, y en este caso me parece que no aplica. Emigrar es un proceso que implica diversos factores y que como toda decisión, corresponde a un momento o etapa de la vida. ¿Sería tan terrible que alguien cambie de opinión o simplemente deje de sentirse a gusto un lugar y decida regresar?
Sobre el mito 3, debemos considerar la complejidad del lenguaje, el cual no sólo se reduce a un idioma, sino al uso contextual, simbólico y cultural del mismo. Acá sobran los ejemplos de palabras que en español de Argentina significan una cosa y, en español de España, otra.
Los mitos 4 y 5 tienen mucho que ver por un lado con la idealización del nuevo lugar, y por el otro con la invisibilización o falta de valoración que lxs otrxs o nosotrxs mismos hacemos sobre nuestras emociones o padecimiento. Porque no, no es una simple mudanza y la idea de lugar «mejor» es relativa, y singular.
Emigrar no es fácil, tampoco imposible, lo importante es tener en cuenta la complejidad del proceso, poder habilitarnos a hablar de ello y contar con redes de apoyo y contención durante el proceso.
La manera en la cada persona atraviese este cambio o aventura será distinta dependiendo de una diversidad enorme de factores, entre los que se incluyen las redes de sostén, las expectativas generadas, la situación social, histórica y política en la que se realice (sobre esto tenemos sobrados ejemplos actuales) así como también factores relacionados a la historia personal y recursos psíquicos.
Circulan muchos textos que hablan al respecto dando tips para «facilitar» estas travesías, pero muchas veces, lejos de facilitar, generan o intensifican culpas y malestares.
Por eso, hoy en vez de tips, me parece bueno abrir preguntas o reflexiones como por ejemplo, preguntarse por las emociones o sensaciones que se generan antes, durante y después de la mudanza física y validarlas, aún y sobre todo cuando se registren emociones ambivalentes o contradictorias.
Por otro lado destaco el no querer negar o acelerar el proceso, recordando que se está atravesando un duelo, y que como otros duelos, la manera y el tiempo que requiera su tramitación, será totalmente personal. También me parece fundamental tener en cuenta que una particularidad de este duelo es la de vivir varios duelos a la vez: por el hogar, por los lazos que se distancian, por las costumbres culturales, por un trabajo que se cambia o modifica, y demás cuestiones.
Mi reflexión final apunta a que es importante y valioso conocer y tener en cuenta las experiencias de lxs otrxs al migrar, recordando justamente eso, que son de otrxs; y que esas experiencias no necesariamente tienen que ser la regla o la única manera posible con la que se midan las demás e infinitas experiencias. En ese sentido, contar con un espacio de terapia o análisis personal, puede ser muy befenicioso y esclarecedor, a la vez que genera un espacio de contención y acompañamiento.
Por Lic. Marianela Santillán, MN 60294.